Consejos útiles

28 junio Jesús 0 comentarios

Lo bueno de tener una ginecóloga en la familia, a pesar de que vivamos en ciudades distintas, es que en estos casos en los que no te fías puedes tener una segunda opinión de total confianza.

Ayer por la noche, Sandra llamó a su cuñada, la ginecóloga. Le comentó lo que nos había pasado. Básicamente nos dijo un par de cosas muy claras:

Primero, que esta doctora era conocida en el hospital por marear a parejas que buscan concebir y por ser muy… no se si decir estricta con sus convicciones morales en el trabajo.

Además, le dijo que de los análisis pasase. Que esos análisis ya se los hicieron antes de quedarse embarazada y todo estaba bien. Si hubiese mirado un poquito el historial sabría que no los necesita. Que seguramente era por marear un poquito.

Por último le dijo que lo de tomar el Progyluton… ni se le ocurra. Que si lo que pretende es que le apliquen algún tratamiento para aumentar la fertilidad seguramente estará contraindicado con este.

En cambio, nos aconsejó que volviésemos al hospital e intentásemos hablar con la doctora de reproducción humana que nos estaba atendiendo antes de conseguir el embarazo. Así, tal vez podríamos retomar estas consultas donde las dejamos el 14 de marzo. Bueno, donde las dejamos no, pues yo me iba a hacer un seminograma para ver si mi semen era válido y Sandra un contraste para ver si las trompas no estaban obstruidas. Ahora al menos ya sabemos que todo eso esta bien.

La verdad es que a veces no hay nada como un buen consejo de alguien de confianza para dormir bien.

Hoy por la mañana Sandra irá al hospital, pero en vez de hacerse esos análisis de sangre inútiles intentara retomar nuestras anteriores consultas.

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