En casa

31 julio Jesús 0 comentarios

Hoy ha sido un día muy especial. Por fin dormiremos los tres juntos en casa de nuevo. Alonso está superfeliz y se rie todo el tiempo. Es una pena que Sandra ha tenido que trabajar este sábado, pero Alonso y yo la hemos esperado de compras en el Toys'r'Us tal y como le habíamos prometido al pequeño cuando ingresó.

Le he comprado algún muñeco que le hacía gracia, un arnés andador (con el cual se podrá mantener en pie mientras yo lo sujeto como a una marioneta) y una silla para el coche de mamá. Es que el día anterior a ingresarlo me di cuenta de que los pies le salian un buen trozo de la MaxiCosi y, aunque dicen que pueden ir ahí hasta los 13 kilos... supongo que se refieren a niños bajitos y gorditos que pesan 13 kilos. El nuestro con 10 ya rebosa por arriba y por abajo. Me da miedo que en un frenazo se pueda hacer daño en las piernas. Así que le compramos una silla de la marca Chicco, que es un poco más barata que la BebéConfort que instalamos en mi coche y me parece bastante mejor, más comoda y más bonita. Tal vez redacte un post comparandolas.

Han sido 15 días horribles y tenemos un cansancio acumulado tremendo. 15 días casi sin dormir. 15 días haciendo milagros todos los días para compaginar el trabajo con el hospital y los abuelos. 15 días para olvidar (aunque será imposible). Pero ahora estamos felices. De vez en cuando me invade una sensación de... CABREO... cuando me acuerdo del García Brión, el pediatra de Alonso en la Seguridad Social que ni siquiera voy a nombrar (¡Uy! que torpe he sido, ya dije el nombre... bueno es igual).

Mañana celebramos el cumpleaños 62 de mi padre, pero estoy seguro de que la celebración será doble para todos.

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