Viajar con niños y amigos a Oporto
Viajar con niños
Empezaré diciendo que "viajar con niños" es una expresión un poco ambigua. No creo que sea lo mismo ser monitor en una excursión del colegio que viajar con tus hijos o, cómo en nuestro caso, viajar con tus hijos y los de otros.
Eso es lo que acabamos de hacer nosotros en Semana Santa. Hemos estado unos días en Oporto con Alonso, un amigo suyo y sus padres.
¿Por qué este viaje? y ¿por qué ahora?
Recuerdo con un gran cariño los viajes que hacía con mis padres cuando era pequeño. Desde mi punto de vista los viajes son, más que experiencias, fábricas de recuerdos.
Tal vez por eso me dolía en el alma que Alonso no hubiese viajado casi nada durante estos 9 primeros años de vida.
Parecía que los astros confabulaban para que, al final, los viajes se anulasen por una u otra razón:
Un año fue la dichosa varicela, que nos hizo terminar en urgencias con el equipaje en el maletero y todas las reservas hechas.
En otra ocasión teníamos la firme convicción de recorrer España en coche, pero un par de semanas antes el coche se estropeó y tuvimos que comprar uno nuevo.
Así, salvo un año que nos fuimos de "parques temáticos" y alguna que otra escapada, nos hemos ido quedando sin viajar.
Los dos últimos años fueron especialmente duros con la recuperación de mamá de su cáncer y los tratamientos posteriores... y aún le que da una latosa reconstrucción durante esta primavera/verano.
Hace un par de semanas, hablando con unos amigos (y padres de un compañero de Alonso), nos dimos cuenta del panorama que nos espera este año también: visitas médicas, recuperaciones, análisis, rehabilitaciones... Suena cansino, pero sé por experiencia es peor de lo que piensa.
Así que decidimos que necesitábamos coger fuerzas para afrontar lo que viene y que los niños se merecían disfrutar de un viaje juntos.
Durante la última evaluación se esforzaron muchísimo y los resultados lo demostraban. Unas notas excelentes (en el caso de Alonso 5 sobresalientes y 5 notables) se merecían una recompensa.
Primer reto: Encontrar hotel
No había tiempo, pero tampoco queríamos gastar 3 veces más de lo que costará un hotel la semana siguiente.
Todos teníamos claro que queríamos disfrutar, por lo que la calidad del hotel era indiscutible. Debía ser un 4 estrellas (o como mucho un 3 estrellas muy bueno).
Con todo esto nos pusimos a buscar.
La primera opción que se propuso fue ir a una Agencia de Viajes.
A poco que se me conozca se intuye que yo soy más de compras online, pero preferí dejar hacer.
Mientras, yo ya estaba buscando ofertas online.
Los precios de la agencia superaban los 250€ por noche y habitación para hoteles de 3 estrellas. (Ni desayuno ni nada de nada, por supuesto).
Lo más alarmante es que cuando les preguntamos por algún hotel, que yo ya había visto en comparadores tipo eDreams, Booking o Atrápalo, la respuesta siempre era "Ese no aparece. Eso es porque no hay"
¡Venga ya!
Yo comprendo que las agencias se tienen que ganar la vida de alguna manera. Obviamente no trabajan con todos los hoteles que puedes encontrar en Internet. Pero de eso a decir: si yo no lo tengo es que no existe... ¡eso no!
Obviamente ahora mismo tienen su público objetivo en ese segmento del mercado que todavía no se "aclara" online. Ese mismo sector que está desapareciendo a una velocidad de vértigo por razones obvias.
Mucho me temo que las agencias de viajes tradicionales tienen los días contados.
Al final conseguimos unas habitaciones chulísimas en un hotel de Vilanova de Gaia (a un par de paradas de metro del centro de Oporto): El Holiday Inn Gaia Porto **** Por menos de lo que nos pedían por un 3 estrellas a varios kilómetros de la ciudad en la agencia de viajes, que no diré el nombre, pero es muy conocida y tiene el nombre de un ave rapaz 😜
En esta cafetería del hotel pasamos momentos bastante agradables al volver a última hora.
Los niños lo saben: la unión hace la fuerza
Durante el viaje me dí cuenta de que los niños de 9 años confabulan muy bien. Si quieren realizar una actividad o ir a algún sitio se pueden poner muy pesados intentando conseguirlo.
A nosotros nos pasó ...y aprendimos.
En el hotel había un Spa al cual los niños tenían acceso una única hora al día (de 13 a 14 horas). Esas horas, para nosotros, eran inviables, pues teníamos planeado estar fuera del hotel a esa hora todos los días.
Si tu hijo insiste con que "quiero piscina, quiero piscina,..." le dices que no y se acabó. Cada uno sabe como decir que "NO" a su hijo, pero no es tan sencillo con los hijos de los demás.
Además, cómo son dos se turnan, se culpan el uno al otro y tratan de diluir la responsabilidad del "niño pesado que no deja de insistir".
A pesar de que había confianza entre todos los miembros de ambas familias no pudimos evitar que la palabra más pronunciada en el viaje fuese "piscina"... y eso que lo más parecido que vimos fue algún gran charco.
Viajar con gente de confianza
Lo primero que te aconsejo es que si planificas un viaje como este, con un compañero de tu hijo o hija, lo hagas si tienes la suficiente confianza y feeling con sus padres.
Si nosotros no nos hubiésemos llevado tan bien con los padres del amigo de Alonso no hubiésemos disfrutado como lo hicimos... y los niños tampoco.
Tiempo para planificar el viaje
El mayor error que cometimos (aunque inevitable) fue no tener más tiempo para planificar actividades infantiles.
Estudiar la oferta en el destino y hacer un planing para los días que se pasen allí. A ser posible reservando entradas desde casa. Conocer lo que se hará de antemano evita la incertidumbre y mejora la satisfacción / expectativas.
Nosotros no planificamos lo suficiente y al final nos pasamos gran parte del viaje buscando planes y dando vueltas de aquí para allá.
Anécdotas y recuerdos cuando viajas con niños
Lo mejor de estas aventuras es que todo el mundo se ríe, se crean recuerdos agradables en la memoria del niño y se pasan momentos agradables.
Nuestro viaje ha sido más corto de los que nos gustaría, pero sin duda hay cosas de las que nos acordaremos todos durante años.
¿Hemos llegado?
Que no os engañe el título. Contra todo pronóstico no se pasó el viaje preguntando "¿Cuánto falta?"
La primera anécdota ocurrió a tan solo 2 km de casa. Habíamos que dado en una plaza con la otra familia para salir todos juntos de viaje. Así que un par de minutos después de arrancar el coche paramos y Alonso dijo:
"¡Bien! ¡Ya estamos en Oporto!"
😲
Menos mal que llevaba el iPad con varias películas infantiles. No me quiero imaginar lo largo que se le hubiera hecho el viaje si no. Mis padres no tenían iPad y solamente de pensarlo se me ponen los pelos como escarpias.
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