Cómo instalar el certificado COVID en el teléfono de tu hijo



 

¿Por qué necesitamos el certificado COVID?

Si hasta ahora aún te preguntabas por qué ibas a necesitar tú tener el certificado COVID y, más aún, por qué iba a necesitarlo tu hijo... bueno, pues ¡bienvenidos a la Sexta Ola!

Con la nueva variante OMICRON la cosa se está poniendo fea de nuevo. Pero a estas alturas ya deberíamos tener más experiencia para “surfearlas” que un surfer hawaiano ¿verdad?

Fuera de nuestro país, Austria ya confinó a la población hace unas semanas (y parece que les funcionó) y Holanda está confinada desde este fin de semana hasta el 14 de enero.

Aquí, la mayoría de las comunidades autónomas ya se han empezado a implementar nuevas medidas para tratar de frenar los contagios y, esta misma semana, los presidentes autonómicos se reúnen con el jefe del ejecutivo para acordar nuevas medidas conjuntas.

Muchas comunidades ya exigen el pasaporte COVID para acceder a eventos, practicar deportes o acceder a locales de hostelería... y seguramente esta práctica se extienda cada vez más.

¿Por qué tu hijo necesita el certificado COVID?

Bueno, pues resulta que, de la misma forma que te lo exigen a ti, para los niños mayores de 12 años ya es obligatorio mostrar el certificado en esos sitios.

Así que, si como yo tienes un preadolescente en casa, lo va a necesitar para mantener su vida social.

Además, a estas edades la socialización es vital para ellos. Están en esa edad en la que empiezan a tener una vida social independiente y quedan con los amigos parra tomar algo en el burguer (aunque yo prefiero que coman en restaurantes de verdad... pero eso lo hablaremos en otra ocasión), para ir al cine o simplemente para pasear.

El caso es que, ahora que los mayores de 12 ya están vacunados (o deberían), el certificado COVID es igual de exigible para ellos.

...y si tiene menos de 12 años seguramente pronto debas de presentarlo dentro de poco.

Por qué deberían lo niños llevar su propio certificado COVID en el móvil

No vamos a discutir aquí la conveniencia o no de que los niños tengan móvil y a que edad deberían empezar con móvil... o cuando empiezan a utilizar las redes sociales, que eso ya lo hablamos por aquí y, seamos sinceros, siempre empiezan antes de lo que debían. Si tu peque aún no tiene móvil no vas a tener mayor problema, pues acabarás llevando tú el certificado de tu hijo o hija en el móvil (o incluso impreso imagino)

Pero si tu hijo ya tiene su dispositivo y empieza a necesitar cierta independencia... entonces vas a necesitar instalarle el certificado COVID en su teléfono.

Alternativas a instalar el pasaporte COVID en el teléfono

Hay algunas alternativas más artesanales para no tener que instalar el pasaporte COVID en el teléfono. De hecho, estoy seguro de que muchos padres y madres que “no se llevan bien” con la tecnología, serán las soluciones que apliquen. Pero sin duda, llevar el certificado en el teléfono es la opción más cómoda y difícilmente te lo olvidarás en casa (sobre todo si eres un preadolescente). Así que, si te quieres evitar instalar el certificado en el móvil tendrás que elegir una de estas:

  • Llevarlo impreso (yo llevaría varias copias en distintos bolsillos por si acaso se pierde o deteriora)
  • El típico pantallazo
  • La foto en el móvil (que no sé yo hasta que punto va a tener validez, pero por intentarlo que no quede)
  • Descargar el PDF en el móvil y poner un acceso directo en el escritorio (esta es la alternativa más práctica, pero es más compleja incluso que la que te propongo)
¿Se os ocurre alguna más?

Es igual, cuando leáis la solución que os propongo al final del artículo seguramente os parecerá mucho mejor y menos engorroso.

Cuál es el problema de instalar el certificado COVID en el móvil de un menor

El problema que te vas a encontrar al instalar el certificado COVID en el teléfono Android de tu hijo es que, en el sistema Android se recomienda isntalarlo utilizando Google Pay para mostrarlo como si una tarjeta de crédito o una entrada a un espectáculo fuese.

El problema es que en España, los móviles de menores no pueden utilizar Google Pay. O sea, que o tienes mal configurado el teléfono de tu hijo y le has puesto una edad que no le corresponde a su cuenta de Google (cosa que no te recomiendo) o tendrás que buscar un método alternativo.

Cómo instalar el certificado COVID en el móvil de tu hijo

La solución que te propongo pasa por la instalación de una aplicación que sirve para llevar la tipicas tarjetas de puntos (IKEA, Eroski, ...) que se llama StoCard.

La app tiene versiones tanto para iOS como para Android por lo que el proceso será similar en ambos sistemas

App Stocard para Android

App Stocard para dispositivos iOS


Una vez instalada la aplicación solamente tienes que decirle que quieres añadir una tarjeta pulsando en el símbolo + que aparece.

Cómo instalar el pasaporte COVID en Stocard


En el tipo de tarjeta escribes “COVID” y te aparecerá la opción de instalar el certificado.




Llegados a este punto tienes dos posibilidades para introducir el certificado:

Escanear el código QR del certificado que te facilitó el servicio de salud de tu comunidad autónoma y listo. Ya tienes el certificado en el móvil.




Pero si tienes una captura de pantalla del código QR del certificado en las fotos de tu dispositivo también puedes cargarlo pulsando en la opción "Añade desde foto"

...y eso es todo. Ya tienes el pasaporte COVID en el teléfono de tu hijo o hija.




Ahora, cada vez que quiera utilizarlo no tendrá más que abrir la aplicación y mostrar el pasaporte.

Espero que te haya servido de ayuda y si tienes algún sistema que te resulte aún más cómodo te espero en los comentarios.




Empieza la vacunación COVID para menores de 15 años en España

 La Comisión de Salud Pública acaba de aprobar la administración de vacunas de COVID a niños entre 5 y 11 años el pasado martes. La vacunación no se hace esperar más y está previsto que este próximo jueves 15 de diciembre de comienzo efectivamente el proceso de vacunación.


Fue ya el pasado 25 de noviembre cuando la EMA (la Agencia Europea del Medicamento) dio el visto bueno a la aplicación de las vacunas de Pfizer / BioNTech en los menores de 12 años.

Los primeros viales para este grupo de edad está previsto que lleguen  el día 13 (el próximo lunes) y dos días más tarde ya estarían inoculándose las primeras de estas.

Niños a vacunar y vacunas disponibles 

Se calcula que la población de menores de entre 5 y 11 años es de unos 3.300.000 niños y las dosis que se recibirán durante las primeras 6 semanas será prácticamente idéntica (100 mil vacunas menos).

¡Ojalá que esos 100.000 niños tuviesen que esperar!, porque eso querría decir que los antivacunas que ponen en riesgo a los demás al no vacunar a sus hijos son pocos.

De cualquier forma, a finales de enero podría estar cubierto este grupo de edad con la primera dosis.

La segunda dosis se programaría 8 semanas después, por lo que poco después de terminar con la administración de la primera dosis podría continuarse el proceso de vacunación para empezar con la segunda dosis en los primeros vacunados.

Pero, en realidad, todo esto no son más que estimaciones (o tal vez deseos expresados en voz alta) puesto que las comunidades autónomas serán las que gestionen el ritmo de vacunación con total flexibilidad en estos plazos.

(Ojalá alguna comunidad entienda esa "flexibilidad" como que pueden acelerar el proceso y no al revés)

 Los menores de 12 son los que mayor incidencia tienen

La incidencia (el número de casos positivos por cada 100.000 habitantes) varía de un grupo de edad a otro en las diferentes olas.

Esto es lógico, pues a medida que se protege a un grupo de edad y se expone a otro la tendencia tiene que cambiar.



Pero ahora mismo, la población menor de 12 años tiene una incidencia que supera por casi el doble a la incidencia media de España. 412 niños cada 100.000 menores de 12 años son positivos en COVID. La media Española no llega a los 250 casos.

Objetivo: evitar contagios en la familia

A nadie se le escapa que el objetivo principal de mantener a este colectivo (el de los niños entre 5 y 12 años) vacunado, es el de reducir la propagación del virus en el entorno familiar. A menudo los niños son los portadores del virus y, aunque a menudo no lleguen a sufrir graves síntomas ("a menudo" no es siempre) son grandes contagiadores en las reuniones familiares.

¿La gente vacunada contagia?

A ver, que me gustaría hacer una breve aclaración tras una conversación que mantuve ayer mismo.

Yo creí que estaba claro este punto, pero parece que la información al respecto no la han comprendido muchas personas.

Ayer por la tarde, hablando con un grupo de personas (todos padres y madres) me encontré con algunos pensamientos algo equivocados sobre cómo las vacunas ayudan a detener la propagación del virus.

Yo no soy médico, pero (igual que la mayoría, afortunadamente) creo que me he informado algo más que algunos de mi entorno... y puede que del tuyo también.

...y si me equivoco en algún punto no dudéis en documentarlo en la caja de comentarios del artículo.

"Si estas vacunado no puedes tener el virus"

Esa era la afirmación rotunda de algún padre... y eso no es correcto.

Vamos a dejar claro que la vacuna evita los síntomas, pues consigue minimizar la presencia del virus en el cuerpo. 

Por lo tanto la vacuna contra el COVID no tiene un efecto antiséptico, es decir, que con la vacuna en nuestro organismo no evitamos que el virus pueda llegar a nuestro cuerpo (es decir, que nos contagiemos)

Lo que ocurre es que cuando nos contagiemos nuestro cuerpo estará preparado para reconocer al virus y será capaz de atacarlo de forma eficaz.



"Los vacunados contagian a los demás igual que si no lo estuvieran"

Esto, que opinaban otros padres, tampoco es cierto (o es una verdad a medias, que viene a ser lo mismo)

Una persona con una carga viral alta será una persona más contagiosa que una persona que casi no tiene virus.

Como lo que hace la vacuna es atacar el virus desde el primer momento, estará evitando que este se reproduzca y, sin una carga viral suficiente, ni será capaz de producir síntomas ni de contagiar a otras personas.

¿Es posible que un vacunado contagie a un no vacunado?: si, posible pero poco probable.

¿Es posible que un vacunado contagia a otro vacunado? Pues aunque así fuese es muy improbable que presentasen síntomas o que la enfermedad se desarrollase en presencia de tan pocos virus.

¿Llega a tiempo esta dosis a los menores de 12 años?

Aquí podríamos decir aquello de "más vale tarde que nunca"

Pero creo que es evidente que lo ideal hubiera sido que este grupo estuviese inmunizado antes de las fiestas navideñas, que es donde seguramente se produzcan la mayoría de contagios en el ámbito familiar.

Faltan los menores de 5 años


No dejo de preocuparme porque nadie parezca preocuparse por los más pequeños.

Los menores de 5 años, por ser pequeños, no van a contagiar menos. Pueden contagiarse y pueden contagiar... y sus virus matan igual que los de un adulto.

¿Alguien sabe algo sobre los planes de vacunación para estos peques?

Bullying: como gestionar el acoso escolar




En las últimas décadas se oye hablar mucho de bullying, pero no nos equivoquemos: el bullying no es nada nuevo. Siempre ha existido.

La única diferencia es que ahora le hemos puesto nombre y nombrar las cosas es muy importante porque nos ayuda a reconocerlas y aceptar su existencia.

La única diferencia es que ahora le hemos puesto nombre y nombrar las cosas es muy importante porque nos ayuda a reconocerlas y aceptar su existencia.

Si no reconocemos un problema es posible que no consigamos solucionarlo nunca, pero el problema existe.

QUÉ ES EL BULLYING

La forma más común de definir el "Bullying" sería así:

Bullying: es el acoso físico o psicológico al que se somete, de forma continuada, a una persona por parte de sus compañeros.Cuando éramos pequeños todos eran "abusones" ahora se les llama "acosadores".

Me parece que el término actual es más apropiado , pues si utilizamos "abusón" parece que insinuamos algún tipo de superioridad por parte del acosador… y lo cierto es que suele ser justo al contrario.

A menudo, el acosador es alguien con muchas inseguridades y envidias hacia la persona a la que ataca.

Por lo tanto, decir que se "abusa" de esta superioridad es totalmente erróneo.

Por otra parte, aunque es verdad que siempre ha existido el acoso escolar, lo cierto es que las circunstancias en las que viven los niños de hoy en día son un caldo de cultivo para este tipo de comportamientos y para que, cuando se producen, sean más dañinos todavía.

Factores como la sobreprotección de los niños (que parece que nadie les puede decir nada ni corregirles), la perdida de autoridad de profesores y padres o la cultura de la violencia (en la que los niños reciben imágenes e informaciones de violencia que terminan por banalizar)… todo esto ha producido un aumento de los casos de acoso y también de su intensidad.

Es más apropiado decir que el acosador trata de destruir a alguien que identifica como una amenaza.

El término "Bullying " es un anglicismo que viene del inglés del término "bully" y significa básicamente "acoso". Según el diccionario de Cambridge el bully es:

"alguien que hiere o asusta a otra persona, a menudo durante un período de tiempo, y frecuentemente obligándole a hacer algo que no quiere hacer"

Aunque el bullying no se produce solamente en el ámbito escolar, es en este entorno en el que es más frecuente que se produzca este tipo de acoso entre compañeros.

Tipos de Bullying

Hay distintos tipos de acoso escolar y, aunque todos son horribles, deplorables y hemos de tratar de erradicarlos, podríamos hacer una clasificación de los distintos tipos de acoso. Esta clasificación nos sirve, de nuevo, para poner nombre a las cosas y así poder actuar mejor en consecuencia.

La clasificación que más me gusta es la que realizó la asociación Save the Children en su documento "Yo a eso no juego - Guía de actuación para padres y madres frente al Bullying o acoso escolar". Realmente es un documento que recomiendo leer para ampliar la infomación sobre este tema. Puedes descártelo en formato pdf aquí.

En el proponen la clasificación de estos acosos según los siguientes tipos:
  1. Agresión o violencia verbal
  2. Agresión física
  3. Amenazas verbales
  4. Exclusión social
  5. Acoso sexual físico o verbal
  6. Ciberacoso (o ciberbullying)

Ninguna de estas formas de violencia es tolerable, pero esta última, quizás, merece una especial atención en tanto que es nueva entre los llamados "nacidos digitales".

Ciberacoso (o ciberbullying)

El ciberacoso no es más que llevar esas prácticas de violencia y maltrato psicológico que se dan en otros ámbitos a las redes.

El uso de las tecnologías de la información amplifica los mensajes de odio y las posibilidades de escarnio así como el chantaje y las posibles consecuencias de las amenazas a las que se ve sometido el acosado.

Esto abre un debate más que actual sobre el uso de las nuevas tecnologías y los niños, en el que vamos a encontrar posturas muy diferentes al respecto.

Por una parte están los que encuentran en alejar a los niños por completo de las redes una forma de protegerlo.

Por la otra están los que asumen el riesgo y lo equiparan al simple riesgo de ir al colegio o salir a la calle. Desde este punto de vista las redes no son más que otro medio inevitable en el que se puede sufrir acoso.

Ambos puntos de vista tienen su parte de razón, pero yo pienso que ambos están equivocados. Nada es blanco ni negro.

Existen herramientas de protección parental que nos pueden ayudar a controlar las interacciones sociales que nuestros hijos tienen en este medio digital. Estas herramientas tienen una cierta utilidad innegable, pero hay que ser muy claro al respecto: el control parental no va a impedir el ciberacoso.

Otra cosa, que daría para un capítulo a parte, sería la cuestión de respetar leyes y edades a la hora de abrir cuentas en redes sociales. Que en la relidad se establecen edades que los padres nos saltamos a la torera como si no pasase nada… pero luego, a veces, pasa y nos llevamos las manos a la cabeza.

Yo creo que el equilibro pasa, además de ese cierto control que nos permita guiar a nuestros hijos, por la educación. En realidad la educación es la solución para casi todos los males de esta era… pero no aprendemos.

Educar a nuestros hijos en el comportamiento y la seguridad online, enseñarles a protegerse, a no ser vulnerables online y a saber reaccionar a tiempo puede ser la mejor prevención a este tipo de acoso.

Pero claro, aquí nos encontramos en el problema de que no podemos educar correctamente a nuestros hijos en algo que desconocemos… y lo cierto es que muchos padres en esto están totalmente pez. Por eso, guías como la de Save the Children o asociaciones como AEPAE ("Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar") son tan importantes.

LAS REDES CONTRA EL CIBERBULLYING


Las propias redes sociales son conscientes del problema y Facebook incluso ha publicado protocolos contra el ciberacoso para educadores que puedes descargarla aquí.

¿QUÉ ESPERAR DEL COLEGIO CUANDO LES AVISAMOS DEL ACOSO?

Por mi experiencia yo esperaría más bien poco. Tratarán de atajar el problema, eso sí. Porque no les conviene un escándalo si la cosa va a más. Pero no esperes una resolución "justa". Más bien tratarán de minimizarlo, evitar cualquier protocolo externo y cualquier vía que pueda hacer público el problema.

Los centros escolares (sobre todo privados y concertados, que son los que viven de esto) quieren una buena imagen y piensan que la inexistencia de acosadores entre sus alumnos da una imagen de seguridad a los papás que decidirán o no matricular a sus hijos como futuros alumnos.

Y digo esto porque es mi experiencia. En dos ocasiones he visto este comportamiento: una cuando era pequeño y otra el año pasado. Ambas en centros privados o concertados.

Acoso escolar en loso 80s

Cuando yo era pequeño un niño se empeño en aislar y ningunear a un compañero de clase. Al principio todos nos lo tomamos como una broma, un chiste,… algo sin importancia.

La cosa fue a más y pronto me di cuenta de que un sentimiento que yo llamo "de jauría" crecía entre los compañeros de clase hacia el acosado. No sé por qué, pero yo tuve un momento de lucidez y me di cuenta a tiempo.( Hoy sé que ese es el punto en el que podemos ayudar a los niños a identificar signos de acoso.)

La mayoría de los compañeros de clase empezaron a jugar a un juego que llamaron "el ventosa" y consistía en escaparse del acosado ("la ventosa") para que no se te pegase. En realidad se trataba de aislarlo y anularlo personalmente.

En cuanto me di cuenta hablé con un par de compañeros y nos dirigimos hacia el acosado muy serios. El acosador y su "jauría" nos empezaron a gritar "¡qué se os pega la ventosa!". "Se llama José y es nuestro amigo" respondió uno de los compañeros que me acompañaban.

En ese momento se rompió la jauría. A nadie le hacía ya gracia formar parte del acoso. El acosador se quedó solo y sin saber con quién enfadarse por lo que había pasado.

Era un colegio privado. El centro sabía lo que ocurría. De hecho, el acosado era hijo de uno de los profesores del centro. Pero el centro miró para otro lado. Claro que, estamos hablando de principios de los 80s.

Acoso escolar en 2020

La segunda experiencia con el acoso escolar y un centro concertado fue más reciente: el año pasado.

Hacía unos tres años que mi hijo sufría intermitentemente agresiones físicas por parte de un compañero del colegio.

La primera vez fue una agresión sin motivo con un casco de hockey.

A esta le siguieron otra agresión por la que estuvo un mes sin poder pisar y, cuando se estaba curando el agresor volvió a pegarle un golpe en la rodilla. Esto provocó que tuviese que llevar muletas durante otro mes más (y, por supuesto, dejar el deporte durante ese tiempo).

El año pasado las agresiones ya empezaron a ser más frecuentes y también sin motivo. Lo que me hizo saltar la alarma es que, en ocasiones, se producía el efecto "contagio" típico de estos acosadores y otros compañeros se sumaban, se reían o encubrían al acosador si el niño se quejaba a los profesores.
Así que tuvimos que meter mano en el asunto.

Primer consejo: todo por escrito y las conversaciones grabadas. Nunca se sabe.
En el centro primero dijeron que iban a tratar de hablar con el agresor, pero lo que hicieron es un careo entre ambos. El agresor lo negó todo y dijeron que "esperamos que no se repita"… pero se repitió, al día siguiente y con más violencia.

De nuevo nos dijeron que iban a hablar seriamente con el niño. Volvió a pasar exactamente lo mismo. Esta vez tardó un poco más en volver, pero a la semana siguiente ya le estaba pegando. Ahora las agresiones se acompañaban de insultos y motes denigrantes.

Entonces fue cuando dijimos que ya llevábamos muchos años aguantando esto. Mi hijo no quería ir al colegio y cuando iba lo hacía con pena y sin ganas. Les dejamos claro que tendrían que activar el protocolo del centro para evitar el acoso y que si se repetían las agresiones tendríamos que recurrir nosotros a las autoridades para que tomen cartas en el asunto.

Eso de acudir a las autoridades se ve que no encajaba bien con la estrategia de marketing del centro y nos respondieron muy seriamente que iban a abrir un proceso para aclarar lo que había pasado.
Lo que hicieron fue interrogar a mi hijo. No sé si con el agresor hicieron lo mismo, pero mi hijo tenía la sensación de que encima lo culpaban a él de ser agredido.

Al día siguiente el acosador le pegó a mi hijo, le sacó la mascarilla y le escupió en la cara. Ahí mi hijo no pudo más y trató de defenderse. No pudo darle el puñetazo que quería en la cara, pero le dio en las gafas y se las sacó de la cara. Las gafas cayeron y se dañaron y el otro niño se quejó de que le había pegado.
Al final entrevistaron a varios de los compañeros de ambos. Todos negaron todo.

Por último llamaron a "declarar" al acosador y a mi hijo.

La conclusión nos la enviaron por escrito: habían acordado que el acosador no volvería a insultar a mi hijo si este no le pegaba de nuevo.

¡Manda narices! El acosado quedaba como acosador. La rabia y el odio que sentí en ese momento no puedo describirlos… o sí… porque creo que los describí bastante bien en un correo que les envié al centro.

Después de este correo empezamos a tener llamadas de padres amigos de los padres del agresor para "interesarse por el asunto" y preguntarnos por qué no habíamos hablado con los otros padres.
Buenas pregunta, pero es que eso ya lo habíamos hecho con las otras agresiones y decían que eran "cosas de niños". Pero es que además no creo que estas cosas las debamos solucionar los padres, para eso está el centro, que es el responsable de lo que ocurra en sus instalaciones.

¿Deberíamos hacer un "#metoo" del bullying?

Lo peor que le puede ocurrir a un acosado es que se le ignore. Si se vuelve invisible nadie le ayudará y sin ayuda la cosa nunca acaba bien.

Lo malo es que a menudo los acosados se callan y no cuentan que son víctimas. Esto es natural, pues lo primero que hace el acosador es quitarle el autoestima y poner a los demás en su contra.

Por eso es imprescindible establecer esa confianza con  nuestros hijos, escucharles y no quitarle importancia a los signos sin antes haber comprobado si son la muestra de algo más.

Pero además deberíamos empezar a comprender, como sociedad, que el hecho de que las víctimas de bullying sean capaces de levantar la voz y denunciarlo es un acto de valentía. Reconocerles este valor públicamente ayudará a otros muchos que sufren y no lo cuentan. Es el conocido efecto "#metoo" que se dio con los abusos sexuales que, como abuso, creo que también funcionaría perfectamente en el caso del acoso escolar.

Lamentablemente, según mi experiencia, estamos muy lejos de esto. Lo que se trata hoy en día es de barrer y guardar el polvo debajo de la alfombra. Si no se ve la mierda que tiene el centro tal vez puedan convencer a los demás de que no hay mierda... pero está ahí... debajo de la alfombra y en montones de niños a los que esta falta de apoyo les cambia la vida (casi siempre para peor).

¿Cuál es tu experiencia?

¿Y tú? ¿Has sufrido o conocido casos de acoso escolar? ¿Cuál ha sido tu experiencia?

Los comentarios son para ti. Úsalos.

Redes sociales: ¿a que edad deben empezar los niños?

Ya son 11 añitos los que tiene Alonso (¡Cómo pasa el tiempo!) ...y mi niño empieza a tener ganas de ser cada vez más independiente.

Aún es muy niño y yo lo sé. Pero él no lo sabe.

Este fin de semana fue a un cumpleaños de esos de cine y burguer.

Cuando lo fui a recoger vi que muchos niños y niñas del cumpleaños llevaban smartphones. Alonso no lo llevaba.

Pero lo que me preocupa no es que los niños tengan smartphones. De hecho Alonso lo tiene desde hace tiempo.

Lo que me preocupó fue la forma en la que lo utilizan y cómo sus padres ni siquiera se han molestado en configurarlo de forma segura para un niño de esa edad.

Una cosa es que tengan un teléfono móvil con ciertas aplicaciones y juegos y otra muy distinta es ver a niños y niñas de 10 y 11 años con YouTube en el móvil, con WhatsApp y hasta con Instagram.

Uso de redes sociales por menores de 14 años


Su primer smartphone

Este verano le compramos un móvil, pero este no era su primer móvil.

Todo empezó con un reloj

Hará ya 4 o 5 años que le compramos un reloj de agujas con tres botones.

Bueno, eso era lo que parecía.

En realidad esos relojes llevan una SIM de teléfono dentro y sirven para 3 cosas:

  1. Poder llamar a tres teléfonos con cada uno de los botones (mamá, papá, abuelo)
  2. Poder recibir llamadas de los teléfonos que configuren los padres.
  3. Estar geolocalizado en todo momento a través de una app propia del reloj.
Técnicamente ese fue su primer teléfono móvil.

Reloj con SIM para llamadas a familia y geolocalización de menores

Su primer iPhone (heredado)


El año pasado fue a un campamento de surf. Eran solamente 3 días, pero era su primera vez fuera de casa.

En el campamento les dejaban llevar teléfonos móviles para hablar con la familia. Pero eso sí, se los requisaban y se los devolvían solamente media hora al día para que llamasen a casa.

Por aquel entones teníamos un antiguo iPhone 4 que obviamente ya no utilizábamos, pero que estaba nuevo.

La ventaja de que llevase ese teléfono es que, además de hablar, podíamos verlo por FaceTime.

A partir de aquel campamento Alonso ya tenía teléfono.

Su primer smartphone nuevo

Este verano pasado ya vimos que el iPhone no daba para más. A pesar de no tener ni un rasguño (porque la verdad es que cuida muchísimo sus cosas) el sistema empezaba a ir lento y algunas aplicaciones iban dejando de ser compatibles.

Además, cómo había sacado unas notas impresionantes en 5 de primaria... pues decidimos regalarle un teléfono móvil nuevo.

Obviamente no le regalamos un iPhone. En casa tenemos todo de lo que ahora llaman el "ecosistema Apple"... pero también tenemos lo que en Galicia llamamos "sentidiño".

No le veo mucho sentido a regalarle a un niño de 10 años un teléfono al que no le va a sacar partido y que cuesta muchísimo más de lo que lo que puede justificar el uso que le va a dar. 

¿Qué también podíamos decir esto de muchos adultos? Cierto. Por eso precisamente les recomendé a mis padres que no comprasen un iPhone nuevo cuando iban a cambiar el teléfono. Pero eso es otra historia.

Lo llevé a la tienda Xiaomi que abrieron en A Coruña y le dejé que escogiese el teléfono que más le gustaba de entre los que el dependiente nos indicó que podrían adaptarse a el uso que se espera que le de un niño.

La verdad es que yo le hubiese comprado otro teléfono mejor, pero él no quiso porque "este es azul". A mi este argumento me convenció por completo. "Si piensa que un teléfono es mejor por el color, mejor no comprar el más caro" pensé.

Por si tenéis curiosidad, este es el teléfono que se compró:

Xiaomi Mi A2 Lite azul para niño de 11 años


O sea, que me salió la cosa super-barata 😉...y lo cierto es que el móvil va genial.

Si tu hijo de 11 años tiene redes sociales, algo estás haciendo mal.

Esto es lo que pensé después de darle vueltas a lo que ocurrió el sábado.

Llego a buscar a Alonso a un centro comercial en el que habían merendado en la celebración de un cumpleaños.

Mientras recogía al niño y charlaba un poco con los padres del "cumpleañero" me veo a unas niñas de clase de Alonso haciéndose selfies.

Hasta ahí todo normal. Las niñas de 11 años son eso: niñas... y no me extraño que fuesen un poco presumidas y quisiesen hacerse las mayores sacándose selfies en los que ponen caras y poses.

Lo que me dejó un poco frío es que luego vi que tenían instalado Instagram y, no podría jurarlo, pero creo que estaban subiendo esas fotos a su cuenta de Instagram. 😱



En el momento no le quise dar más importancia. Recogí a Alonso. Felicitamos de nuevo al homenajeado y nos fuimos.

Poco tardó en llegar la segunda "bomba".

Todavía en las escaleras mecánicas Alonso me cogió la mano y me dijo: "Papá, ¿por qué yo no tengo Whatsapp?"

Uy, uy, uy!

Que conste que Alonso tiene Telegram. Pero Whatsapp es diferente.

Claro, muchos me direis: "¿Y si tiene Telegram por qué no puede tener Whatsapp?

Pues por varias razones.

Razones por las que un niño no debe usar Whatsapp

La primera, Telegram es una aplicación que ofrece una mayor privacidad y es más segura. A esas edades los niños son ingenuos y lo que más necesitan es eso: seguridad y privacidad.

Pero si eso no te convence te daré otra razón más contundente:

Whatsapp no permite su uso a personas menores de 16 años (por algo será). Es más, si detecta que un usuario es menor de esa edad te desactiva la cuenta, así sin más. Puedes ver las condiciones de uso de Whatsapp aquí.

Requisitos de edad. Para usar WhatsApp, debes tener al menos 16 años de edad.

Telegram, sin embargo, no establece ese límite de edad.

De cualquier forma, si te soy sincero, lo que más me preocupa no es el uso del Whatsapp.

Niños que utilizan YouTube

Reconozco que con YouTube me vi un poco con el "corazón partido".

Por un lado, Alonso ya utiliza YouTube en el iPad.

Por otro lado, Alonso no tiene edad para utilizar YouTube.

Apple es una marca que me gusta mucho, pero hay que reconocer que en esto Google les está dando una lección.

A pesar de configurar un dispositivo Apple con el ID de un menor Apple te permite instalar la app de YouTube. Además, los dispositivos Apple también te dejan navegar por el sitio de YouTube sin restrincción.

Google, en cambio, hace que Android impida la instalación de la app de YouTube (aunque los papás se empeñen) y también impide que el menor navegue por la versión web del navegador.

Por otro lado, las normas de uso de Google respecto a YouTube lo dejan muy claro en Europa:

Los niños menores de 13 años solo pueden usar la app de YouTube Kids

Y además explica por qué: "Nota: La app de YouTube y otros productos y funciones de la plataforma no se diseñaron ni adaptaron para niños. Por lo tanto, es posible que tu hijo los use para comunicarse con otras personas o para buscar contenido que podrías considerar inapropiado.  Cuando tu hijo use YouTube, podrá acceder a las funciones de la plataforma como cualquier otro usuario. Podrá crear su propio canal, subir y compartir de forma pública videos y transmisiones en directo, agregar comentarios y usar el chat en vivo, entre otras funciones."

Así que, cuando me encuentro con que muchos padres de compañeros de Alonso en el colegio les permiten tener YouTube en el móvil (o peor: mantener su propio canal) me pregunto: ¿De verdad soy yo el raro o es que la gente es muy despreocupada?



La presión de los niños a esta edad es muy grande, eso lo sabemos todos. Pero yo creo que ceder a esa presión no es la solución, aunque a veces es hasta comprensible.

¿Niños de 11 años utilizando Instagram?

Instagram (de Facebook) establece en sus condiciones de uso que se debe de tener, al menos, 13 años para poder utilizar la cuenta.

A lo mejor estoy un poco equivocado, pero para mi el caso de Instagram es incluso peor porque la red se basa en publicar fotos propias y que los demás las comenten o las valoren. Esto es carne de cañon para el cyberbullyng.

Si tu peque te insiste con esa constancia con la que lo hacen los peques, seguramente te acabarás planteando preguntas como estas en algunos momentos.

¿Puedes saltarte la normativa de la plataforma?

Pues cómo en todos estos casos la respuesta corta es: sí, mintiendo sobre la edad.

¿Tiene consecuencias? 

Pues otra vez sí. La propia plataforma te puede inhabilitar la cuenta. Esto puede ser más problemático si el número de seguidores ya es considerable o si la cuenta va asociada a una cuenta de correo en la que ya se reciben comunicaciones o que se ha compartido con contactos.

Pero, tal vez, la única pregunta que deberías plantearte sería: ¿Puede beneficiar más o perjudicar más a mi hijo saltarme estas normas?

Mi conclusión... por el momento

No puedo jurar que no claudicaré y que mi hijo será el único que no utilice esas redes sociales en su grupo de amigos. Que cómo un "sabio" que conozco dijo una vez:
Nunca digas 'de ese agua no beberé'... aunque tengas un orinal en la mano
Que ahora mismo pienso que los demás están equivocados y ellos son los que deberían de cambiar: CIERTO

Que soy consciente de que aquellos niños de 11 que tienen redes sociales ahora no las van a cerrar para abrirlas en 2 años de nuevo: También CIERTO

Que a lo mejor llega un momento en el que digo: "¡Qué demonios! Si total son un par de años ¿que va a cambiar?" ...POSIBLE pero no deseable.

En fin, que nadie dijo que criar hijos fuese fácil. Pero si encima intervienen elementos que nosotros no tuvimos en nuestra infancia tan poderosos como las redes sociales... ahí la cosa se complica aún más.
_____________
Fuente de las imagenes: Foto de Niños creado por freepik - www.freepik.es

La vuelta al cole nunca debería de ser traumática

Ya estamos en la mitad de septiembre, y con él llega la vuelta al colegio.



Se nota. Los timelines, los Feedly, y los muros de Facebook están repletos de artículos del tipo "Cómo preparar la vuelta al cole" o "Claves para hacer más fácil la 'vuelta al cole'". En todos ellos te cuentan cómo adaptar el ritmo de sueño y los hábitos de los niños a la nueva rutina... pero eso no es lo que te vas a encontrar en este artículo.

La verdad es que tocan algunos puntos "importantísimos" para tener una buena entrada en el nuevo curso. La verdad es que algunos de estos artículos se me repiten más que un bocadillo de boquerones.

Que si, que los más peques notan mucho el cambio durante los primero años.

Pero cada año que cumplen esto va pasando a un segundo plano. Tal vez hay algún peque que el primer año de cole o cuando cambia de centro puede verse un poco inseguro (...o incluso muy inseguro). Pero el segundo año (y posteriores) ya no es novedad... y por mi experiencia la mayoría de las veces van contentos y con ganas de empezar.

Que vale, que si los vas acostumbrando poco a poco al horario les va a costar menos el madrugón y van a rendir más.

Pero en mi experiencia tampoco es un drama como parece que quieren hacernos creer algunos medios. La verdad es que los niños se acostumbran pronto... en realidad mucho más pronto que muchos adultos. (Que yo me cogí una sola semana libre en agosto y creo que todavía no me he acostumbrado de nuevo al ritmo de trabajo)

Que si hay que adoptar una actitud positiva ante el niño y fomentar la comunicación con el niño para que no le resulte un trauma... ¿de verdad?

Yo no veo a ningún niño sano en un colegio normal acudir con miedo o traumatizado al colegio. Que no digo que no los haya... que si que los hay. Pero en esos casos supongo que lo que hace falta no es una actitud positiva para afrontar la vuelta al colegio. En ese caso lo que hace falta es un análisis más profundo de las causas de ese miedo.

Yo si mi hijo me dijese (o si lo intuyo) que no quiere ir al colegio, que le da miedo, o que le provoca ansiedad... en ese caso me preocuparía más por conocer las causas de esos miedos y angustias más que por animarle.

Que si ir al colegio es una pesadilla por algo será. Si hay niños que le pegan, si los profesores no le tratan bien, si tiene dificultades para los estudios... en todos esos casos se necesita algo más que unas palabras de ánimo.

Imagina, por ejemplo, que un niño sufre acoso escolar. Es algo muy serio que no se va a solucionar con buenas palabras de ánimo. Por supuesto que hay que ayudarle, pero no me imagino una conversación de este tipo:

- Bueno hijo, mañana al cole otra vez ¿no?
- ¡No quiero ir!
- Pero... ¿por qué? Si en el colegio se aprenden muchas cosas interesantes.
- Porque los niños me pegan, se ríen de mi y me amenazan.
- Bueno, hijo, no te preocupes. Tu vete con ánimo al colegio, que ya verás como si vas animado a lo mejor no te pegan una paliza.

Ridículo ¿verdad? ¡Pues claro!

Pues esto es lo que me imagino cuando escucho los consejos que se dan de "hay que animarles para que tengan ganas de volver al cole" o "si se les prepara poco a poco durante las últimas semanas la vuelta al cole será menos traumática"

La verdad, me parecen consejos un poco "vacíos" y que no son aplicables a los casos serios que de verdad necesitan ayuda.

Cuando hay un problema los ánimos están bien, pero hay que solucionar la causa. Así que, mi consejo es: si tu hijo no quiere ir al colegio preocúpate primero por saber por qué. Profundiza y busca la raíz del problema.

Es solamente una reflexión, mi opinión y mi consejo... pero a lo mejor tu tienes otro punto de vista. Si es así te invito a los comentarios.






La reconstrucción de mama de mamá

Hoy es un día difícil.

Es difícil para mí y mucho más difícil para Sandra, que mientras escribo estas líneas está siendo sometida a una intervención quirúrgica.

Esta vez no es por enfermedad como hace un año. Esta vez es por salud y bien estar. Hoy estamos tratando de borrar parte de las huellas que dejó en Sandra el cáncer de mama al que hemos vencido.

Pero hoy nos hemos enfrentado, además, a un importe de reto: 

¿Cómo explicarle a un niño de 9 años lo que es una reconstrucción de mama? 


La 
Obviamente esta tarea me la he adjudicado yo. Bastante tenía ya Sandra estos días con prepararse para la intervención a la que la están sometiendo. No es una decisión fácil y necesita mucha preparación logística y mental. Sobre todo mental. Que si soy sincero y me imagino en su situación no sé yo si me atrevería a someterme a esta operación. 

El planteamiento lo tenía claro desde el principio y hasta podría resumirlo en 2 palabras: transparencia y tranquilidad.

Transparencia

Yo sé que hay padres convencidos de que a los niños no hay que darles información en estos casos. Piensan que hablarles claramente de la situación no vale más que para asustarlos y que no sabrán procesar esa información.

Lo hacen por proteger a sus hijos y lo comprendo. Pero estoy convencido de que es un error.

La falta de información no hará que no se de cuenta de que les rodea una situación grave y anómala. 

Al contrario, los niños perciben fácilmente estas situaciones. Si en esta situación no reciben información clara su imaginación pasará a ocupar ese vacío. Lo que se pase por la imaginación de un niño en este entorno es impredecible.

La solución, desde mi punto de vista, pasa por ponerse a su nivel y darle una información veraz, clara y con un lenguaje que entienda perfectamente.

Actitud positiva

Los niños de 9 años son como detectores de mentiras en estas situaciones.

Contar las cosas está bien, pero hay que tener en cuenta que tenemos delante a una personita que aún no está preparada para estas situaciones (básicamente porque no tiene experiencia).

Contarle las cosas con seguridad, naturalidad y una actitud positiva hará que el niño se sienta contagiado por esta actitud y la situación no le preocupe tanto.

Así es como he tratado de explicarle la operación de mamá. 

Lo primero que le he dicho ha sido que a mamá le van a reconstruir el pecho que le tuvieron que sacar cuando estaba enfrenta... pero que mamá NO está enferma.

Le expliqué que esto va a hacer que mamá se sienta mejor y que le mejore su salud.

Que estás semanas anteriores estuviese estudiando los músculos en el colegio me ayudó para explicarle, en un lenguaje que entendiese, que la operación es sencilla... pero que a pesar de lo mamá va a necesitar que la cuidemos mucho mucho durante unas semanas.

Hacerle sentir útil e importante en el proceso le hizo sentir mejor incluso de lo que esperaba.

¿Una pequeña mentira?

Me siento fatal por ello. Son un defensor a ultranza de la sinceridad como arma arrojadiza y la transparencia.

Sin embargo ayer le mentí a mi hijo y me siento fatal por ello.

El me pedía que le llamase al colegio cuando mamá saliese del quirófano.

Yo le podía haber llamado. Aún ahora, mientras escribo estas líneas tratando de esquivar los nervios mientras que Sandra está en el quirófano, pienso que tal vez lo haga en cuanto ella esté de vuelta.

Sin embargo, yo sabía que el estaría nervioso todo el día esperando la llamada.

Así que decidí hacer lo que nunca hago: mentir. 

Le dije que no se preocupase, que hasta que el llegue a casa de los abuelos por la tarde seguramente no la meterían en el quirófano.

Aún ahora, en frío, sigue sin ocurrírseme otra salida mejor... aunque sigue sin gustarme ni un poco 😕

Preparativos del día anterior

Ayer fue un día un poco estresante preparando el planning de la semana punto por punto, la ropa de cada día en bolsas individuales y las instrucciones paso a paso y por escrito para los abuelos.

...que luego harán lo que les venga en gana, pero nosotros nos quedamos más tranquilos acompañando al niño de un “Manual de instrucciones paso a paso”. No, no estoy exagerando. Este es el aspecto que tenía el dosier que preparamos: 


Le costó dormir en casa de los abuelos

Normalmente, cuando se queda a dormir en casa de los abuelos se duerme rápidamente. Aunque lo cierto es que es muy raro que duerma allí. Tiene que tratarse de una situación muy importante como esta.

El caso es que ayer parece que le costó mucho conciliar el sueño. Se levantaba a menudo y les decía a los abuelos que estaba preocupado por su mamá.

¿Está sana o no está sana mamá?

Esta mañana se llevaron a Sandra al quirófano antes incluso de que Alonso saliese hacia el colegio.

De camino al colegio hablamos por teléfono, pero no sé lo conté.

Sin embargo, Alonso me pregunto:
“¡A ver! ¿¡Mamá está enferma o no está enferma!? Es que no me entero”

No sé lo que habrá hablado con sus abuelos, pero volví a explicarle que NO, “mamá no está enferma y la operación es muy habitual. Un montón de señoras lo hacen todos los años y no pasa nada. Estate tranquilo mi niño”

Parece que funcionó... parece. Porque lo cierto es que uno no puede saber nunca si está acertando del todo en estas ocasiones.

En cuanto colgué el teléfono me quedé solo en la habitación del hospital. Me sentí solo y entonces fui yo el que supe que tenía que distraerme, así que me puse a escribir este artículo.

Realmente no tengo muy claro que este artículo te pueda interesar o resultar útil. No hice un estudio de palabras clave que busca la gente ni nada parecido.

Simplemente me puse a escribir. 

Espero que te sirva de ayuda, te haga reflexionar o al menos lo encuentres entretenido, pero si no es así te pido disculpas. Simplemente has de saber que por una vez este artículo no lo escribo por ti, que me lees. Lo escribo por mí.

Perdí de vista a Sandra antes de las 9 y hasta las 13-14 horas no está previsto que salga del quirófano. Ahora son las 11:05 y sigo sin saber nada. Dicen que en esta situación la falta de noticias son las mejores noticias.

Actualización

Todo ha salido estupendamente. Ha sido una operación larga, pero sin imprevistos. En unos días estaremos todos en casa.

Al salir del colegio, en cuanto los abuelos recogieron a Alonso nos llamaron y Sandra pudo contarle lo bien wie se encontraba.

Me encanta que los planes salgan bien.

me encanta que los planes salgan bien

 

Viajar con niños y amigos a Oporto

Viajar con niños

Empezaré diciendo que "viajar con niños" es una expresión un poco ambigua. No creo que sea lo mismo ser monitor en una excursión del colegio que viajar con tus hijos o, cómo en nuestro caso, viajar con tus hijos y los de otros.

Eso es lo que acabamos de hacer nosotros en Semana Santa. Hemos estado unos días en Oporto con Alonso, un amigo suyo y sus padres.

¿Por qué este viaje? y ¿por qué ahora?

Recuerdo con un gran cariño los viajes que hacía con mis padres cuando era pequeño. Desde mi punto de vista los viajes son, más que experiencias, fábricas de recuerdos.

Tal vez por eso me dolía en el alma que Alonso no hubiese viajado casi nada durante estos 9 primeros años de vida.
Parecía que los astros confabulaban para que, al final, los viajes se anulasen por una u otra razón:

Un año fue la dichosa varicela, que nos hizo terminar en urgencias con el equipaje en el maletero y todas las reservas hechas.

En otra ocasión teníamos la firme convicción de recorrer España en coche, pero un par de semanas antes el coche se estropeó y tuvimos que comprar uno nuevo.

Así, salvo un año que nos fuimos de  "parques temáticos" y alguna que otra escapada, nos hemos ido quedando sin viajar.

Los dos últimos años fueron especialmente duros con la recuperación de mamá de su cáncer y los tratamientos posteriores... y aún le que da una latosa reconstrucción durante esta primavera/verano.

Hace un par de semanas, hablando con unos amigos (y padres de un compañero de Alonso), nos dimos cuenta del panorama que nos espera este año también: visitas médicas, recuperaciones, análisis, rehabilitaciones... Suena cansino, pero sé por experiencia es peor de lo que piensa.

Así que decidimos que necesitábamos coger fuerzas para afrontar lo que viene y que los niños se merecían disfrutar de un viaje juntos. 

Durante la última evaluación se esforzaron muchísimo y los resultados lo demostraban. Unas notas excelentes (en el caso de Alonso 5 sobresalientes y 5 notables) se merecían una recompensa.

Primer reto: Encontrar hotel

No había tiempo, pero tampoco queríamos gastar 3 veces más de lo que costará un hotel la semana siguiente.

Todos teníamos claro que queríamos disfrutar, por lo que la calidad del hotel era indiscutible. Debía ser un 4 estrellas (o como mucho un 3 estrellas muy bueno).

Con todo esto nos pusimos a buscar.

La primera opción que se propuso fue ir a una Agencia de Viajes.

A poco que se me conozca se intuye que yo soy más de compras online, pero preferí dejar hacer.

Mientras, yo ya estaba buscando ofertas online.

Los precios de la agencia superaban los 250€ por noche y habitación para hoteles de 3 estrellas. (Ni desayuno ni nada de nada, por supuesto).

Lo más alarmante es que cuando les preguntamos por algún hotel, que yo ya había visto en comparadores tipo eDreams, Booking o Atrápalo, la respuesta siempre era "Ese no aparece. Eso es porque no hay"

¡Venga ya!

Yo comprendo que las agencias se tienen que ganar la vida de alguna manera. Obviamente no trabajan con todos los hoteles que puedes encontrar en Internet. Pero de eso a decir: si yo no lo tengo es que no existe... ¡eso no!

Obviamente ahora mismo tienen su público objetivo en ese segmento del mercado que todavía no se "aclara" online. Ese mismo sector que está desapareciendo a una velocidad de vértigo por razones obvias.

Mucho me temo que las agencias de viajes tradicionales tienen los días contados.

Al final conseguimos unas habitaciones chulísimas en un hotel de Vilanova de Gaia (a un par de paradas de metro del centro de Oporto): El Holiday Inn Gaia Porto **** Por menos de lo que nos pedían por un 3 estrellas a varios kilómetros de la ciudad en la agencia de viajes, que no diré el nombre, pero es muy conocida y tiene el nombre de un ave rapaz 😜

En esta cafetería del hotel pasamos momentos bastante agradables al volver a última hora.

Los niños lo saben: la unión hace la fuerza

Durante el viaje me dí cuenta de que los niños de 9 años confabulan muy bien. Si quieren realizar una actividad o ir a algún sitio se pueden poner muy pesados intentando conseguirlo.

A nosotros nos pasó ...y aprendimos.

En el hotel había un Spa al cual los niños tenían acceso una única hora al día (de 13 a 14 horas). Esas horas, para nosotros, eran inviables, pues teníamos planeado estar fuera del hotel a esa hora todos los días.

Si tu hijo insiste con que "quiero piscina, quiero piscina,..." le dices que no y se acabó. Cada uno sabe como decir que "NO" a su hijo, pero no es tan sencillo con los hijos de los demás.

Además, cómo son dos se turnan, se culpan el uno al otro y tratan de diluir la responsabilidad del "niño pesado que no deja de insistir".

A pesar de que había confianza entre todos los miembros de ambas familias no pudimos evitar que la palabra más pronunciada en el viaje fuese "piscina"... y eso que lo más parecido que vimos fue algún gran charco.

Viajar con gente de confianza

Lo primero que te aconsejo es que si planificas un viaje como este, con un compañero de tu hijo o hija, lo hagas si tienes la suficiente confianza y feeling con sus padres. 

Si nosotros no nos hubiésemos llevado tan bien con los padres del amigo de Alonso no hubiésemos disfrutado como lo hicimos... y los niños tampoco.

Tiempo para planificar el viaje

El mayor error que cometimos (aunque inevitable) fue no tener más tiempo para planificar actividades infantiles.

Estudiar la oferta en el destino y hacer un planing para los días que se pasen allí. A ser posible reservando entradas desde casa. Conocer lo que se hará de antemano evita la incertidumbre y mejora la satisfacción / expectativas.

Nosotros no planificamos lo suficiente y al final nos pasamos gran parte del viaje buscando planes y dando vueltas de aquí para allá.

Anécdotas y recuerdos cuando viajas con niños

Lo mejor de estas aventuras es que todo el mundo se ríe, se crean recuerdos agradables en la memoria del niño y se pasan momentos agradables.

Nuestro viaje ha sido más corto de los que nos gustaría, pero sin duda hay cosas de las que nos acordaremos todos durante años.

¿Hemos llegado?

Que no os engañe el título. Contra todo pronóstico no se pasó el viaje preguntando "¿Cuánto falta?"

La primera anécdota ocurrió a tan solo 2 km de casa. Habíamos que dado en una plaza con la otra familia para salir todos juntos de viaje. Así que un par de minutos después de arrancar el coche paramos y Alonso dijo:

"¡Bien! ¡Ya estamos en Oporto!"

😲

Menos mal que llevaba el iPad con varias películas infantiles. No me quiero imaginar lo largo que se le hubiera hecho el viaje si no. Mis padres no tenían iPad y solamente de pensarlo se me ponen los pelos como escarpias.