30 de Octubre: San Alonso

30 octubre Jesús 34 comentarios

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Hace tiempo que no puedo escribir en el blog. No es solo por lo ocupado que nos mantiene Alonso, sino que además estoy pasando una etapa en la que el trabajo me absorbe un poco más de tiempo de lo habitual.

Tengo la frustración de querer contaros como evoluciona Alonso pero nunca tengo tiempo suficiente de vigilia para hacerlo. Cuando ocurre algo pienso "tengo que escribirlo en el blog", y hasta redacto mentalmente el post... pero luego nunca tengo tiempo de teclearlo.

Entre esas cosas que se han quedado en el tintero están, por ejemplo,  la visita al pedíatra de la semana pasada en la que nos dijo que todo estaba estupendo y que Alonso ya pesa (o pesaba entonces) 3,850 Kg y mide (o medía entonces) 53 cm. ...y si, mucha ropa ya le queda pequeña.

También os tengo que contar que dentro de nada ya bautizaremos a Alonso. Hemos hablado con el cura y reservado restaurante. Sobre esto si que intentaré escribiros  un mensaje este fin de semana.

Hay otros post que también sueño con escribir cuando llegue el fin de semana, como aquel en el que os contaré cosas sobre el acné del lactante, sobre como es, y como lo ha pasado Alonso.

Pero hoy, aunque no tengo más tiempo que otros días, no podía dejar de pasar la ocasión sin escribir estas líneas. Y es que hoy estamos de celebración. Hoy es San Alonso. San Alonso Rodriguez nació en Segovia y fue portero de un colegio Jesuita en la Mayorca del siglo XVII. Si queréis conocer algo más de este santo podéis visitar la página de la que he tomado prestada la imagen del santo en cuestión. Se trata de corazones.org. Yo no soy exactamente un creyente modelo (más bien tengo poco de creyente y menos si cabe de modelo) así que prefiero no opinar al respecto.

Celebraciones religiosas aparte, los 'santos' de las personas siempre me han parecido una disculpa más que válida para tener una celebración. Así que hoy hemos vivido el día de una forma un poco más especial.

Aprovecho que estoy sentado delante del ordenador para enseñaros como ha cambiado alonso. Esta imagen la tomé hace dos días. La perspectiva es un poco forzada, pero hay que tener en cuenta que con una mano sujetaba a Alonso y con la otra la cámara, por lo que la distancia del objetivo es mínima.

Alonso-1

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Primer Cumplemés

24 octubre Jesús 4 comentarios

El tiempo ha pasado tan rápido que casi se podría decir que lo ha hecho a traición.

Durante este mes he descubierto muchas cosas. En realidad he descubierto algo más: he conocido a mi hijo. Ya empieza, a su manera, a diferenciarse, a demostrar que es él y que es único. Ahora empezamos a conocer muchos de sus gustos, lo que le disgusta...

Ni que decir de todos los avances que ha hecho en estos 30 días: conocer a papá y mamá, sorprenderse con las cosas nuevas, demostrar el gusto por cierta música... y hasta seguir el ritmo. En realidad cada rato está demostrando nuevos avances en su desarrollo. Un poquito más se va 'integrando' en este 'mundo exterior' en el que vive.

Nosotros también hemos cambiado muchísimo en estos días. Nos hemos tenido que adaptar a ciclos de sueño (o más bien de no-sueño) antes impensables. Nos hemos convertido en uno más para todo. Nos ha cambiado... TODO.

Como habréis comprobado no he tenido tiempo extra para casi nada (tal y como vaticinaban todos los oráculos, amigos y demás). Así que el blog ha estado más 'parado' de lo que a mi me gustaría. Tengo un montón de post hechos... en mi cabeza. Cosas que os quiero contar y espero poder hacerlo próximamente, pero que aún no he podido pasarlas de mi mente al blog.

Tal vez lo que peor hemos llevado han sido las visitas en casa. Durante este mes hemos recibido a muchísima gente en casa. Una media de dos o tres días a la semana hemos tenido alguna visita que venía a conocer a Alonso. Siempre se agradece el interés y el cariño que la gente muestra por el pequeño, pero hay que reconocer que eso supone un esfuerzo extra para poder tener la casa 'presentable' en todo momento y bien aprovisionada la nevera de pastitas de té, refrescos y demás. Eso por no hablar de lo poco que apetece, a las 7:30 de la tarde llegar a casa de trabajar y, en vez de descansar los tres juntos, hacer vida social en el salón.

Si he de ser sincero, este mes ha sido duro. Todos estos cambios no son fáciles. Pero si soy sincero del todo, a pesar de eso no tengo la menor duda de que ha sido el mejor mes de nuestra vida. Curiosa contradicción.

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El primer baño

13 octubre Jesús 5 comentarios

Otra de las cosas que el viernes le preguntamos al pediatra es si podíamos bañar ya a Alonso. En la ocasión anterior nos dijo que no lo sumergiésemos en agua hasta que se desprendiese el cordón umbilical.

Ahora ya podemos usar su bañera para lavarlo en condiciones y no tan solo usando la esponja húmeda y las toallitas como hasta el momento.

La novedad lo cogió desprevenido. No sabía muy bien que estaba pasando cuando yo lo mantenía en brazos desnudo mientras que Sandra hacía desaparecer la superficie del cambiador (con la que tan familiarizado estaba ya) y dejaba al descubierto la bañera con agua que se escondía debajo.

Al principio miraba con desconfianza. Como preguntandose si debía de ponerse ya a protestar o si aquello le gustaba. Nos miraba a Sandra y a mi una y otra vez. Fui yo el encargado de meterlo en el agua. La temperatura 36-37 grados centígrados. No le debió resultar desagradable del todo puesto que no protestó. Su cara seguía mostrando desconfianza. Aquello era raro y era evidente que estaba alerta y preparado para protestar ante la mínima duda.

Fue entonces, cuando dejé de sostenerlo yo y lo hizo Sandra, cuando consideró que ya eran demasiados cambios y empezó su canción particular. Yo, con las manos libres, aproveché para inmortalizar el momento. Este es el cabreo del primer baño.

Alonso-Primer Baño

Para ser justos diré que el cabreo no duró mucho. Unos momentos después de que dejase de 'llorar' lo sacamos del agua y lo envolvimos en uno de sus arrullos. Volvimos a poner el cambiador y lo apoyamos encima para secarlo bien. Ahora su cara era muy distinta. Eso si que lo conocía. Ya le era familiar el cambiador. Toda una vida (18 días) realizando su higiene personal ahí, y lo relajado de una buena limpieza le daban la seguridad y confianza necesarias para poner esta otra cara.

AlonsoRecienBañado

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Visita al pediatra

12 octubre Jesús 4 comentarios

El pasado viernes nos tocó ir al pediatra de nuevo.

"Ahí están otra vez estos que no sabían que los bebés comen" debió de pensar. Así que lo primero que le preocupó fue pesarlo: 3290gr.

- "Muy bien. Está de maravilla" dijo sonriendo y con una cara evidente de alivio.

"Menos mal que les dije que le diesen de comer a tiempo" debió de pensar.

Luego le hicimos el interrogatorio / listadepreguntasdepapásprimerizos:

- "Le han salido unos granitos en la cara..."

-"Ni os preocupeís. Son por la lactancia. Son normales, no tienen efectos secundarios ni tratamiento. Se irán solos".

- "Y este bultito que le ha salido en el pecho...?"

- "Ese es el externón. Sirve para sujetar las costillas, entre otras cosas. Todos lo tenemos, lo que pasa es que a el se le nota más la terminación porque es un bebé"

Y así todas las preguntas que habíamos acumulado durante estos días. Con cada respuesta sentía un profundo deseo de que la tierra se abriese en canal y me tragase para dejar así de sentirme tan idiota. Tanto como hemos leído, tanta información buscada,... y ahora tengo la sensación de que hago las mismas preguntas que cualquiera que no se haya preocupado lo más mínimo.

Salimos de la consulta con una respuesta que podíamos haber aplicado a todas nuestras dudas: "Es normal" o "está bien".

Un rato después nos encontramos a alguien a quien le comentamos que habíamos llevado a Alonso al pediatra.

- "¿Os ha dado Vitamina D?"... "Pero... todos los bebés la toman"... "Es que es necesaria para evitar el raquitismo"... "Uy, uy, uy,... ¿y vosotros no preguntasteis nada?... Hay que preguntar todo cuando se va al pediatra. Que no os dé vergüenza, que es normal".

¡Que no preguntamos! Si cuando atrapan a un terrorista le interrogan con muchas menos preguntas. Lo que pasa es que no preguntamos lo que debíamos.

Una vez en casa hicimos algunas llamadas. Era cierto. Todos los niños de la gente que conocemos lo habían tomado para evitar el raquitismo. Nos contaron incluso una historia de 'terror' de un niño al que se la dieron en el biberón y no le hizo efecto. No podía dejar de imaginarme al pobre crío con 6 años y 50cm.

El lunes, sin falta, habrá que llamar al pediatra y decirle algo así como:

- "Buenos días. Somos los del viernes... Si, los de la lista de preguntas... si... esto... es que nos olvidamos una... esto... ¿le damos Vitamina D?"

La duda es: ¿nos mandará a freír espárragos antes o después de recetarnos la Vitamina D?

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Sin perderlo de vista

12 octubre Jesús 3 comentarios

Al principio pensábamos que no lo necesitaríamos, y a lo mejor era verdad. Pero cuando ya tienes algo se crea una necesidad que convierte las cosas en imprescindibles.

Me refiero al "intercomunicador" que mi hermano nos regaló. Un día llegó a casa con un intercomunicador con una pantalla enorme de la marca Miniland. Conociendo a mi hermano seguro que entró en la tienda diciendo algo como "Deme usted el másmejor... no importa el precio". La verdad es que estaba muy chulo, pero no nos servía. El router ADSL inalámbrico y el intercomunicador en cuestión no se llevaron bien en cuanto se conocieron. El router provocaba interferencias en el intercomunicador y este se vengaba dejándonos sin Internet.

CHICCO baby control miraAl día siguiente vino con otro. Esta vez de la marca Chicco. La pantalla mucho más pequeño, pero la verdad es que se ve y se oye genial. Como todos recoge interferencias de algunos electrodomésticos, pero tiene varios canales con distintas frecuencias, de forma que siempre hay uno que se  ve y oye perfectamente. Solo falla si se enciende el microhondas y el receptor está en la cocina, pero esto suelen ser 50 seg.

En pocos días nos hemos acostumbrado tanto a él que ya nos parece extraño no tenerlo a nuestro lado si no estamos junto a la cuna. Os dejo una imagen de lo que veo mientras escribo este post.

Alonso Intercomunicador

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2 Semanas

08 octubre Jesús 5 comentarios

Alonso-1-5Hoy Alonso cumple 2 semanas.

El tiempo se me ha pasado volando. Me parece que acaba de nacer esta noche y ya han pasado 14 días.

Comparando esta foto de ayer por la noche con la del primer día, me doy cuenta de todo lo que ha cambiado.

No sé como explicarlo, pero ahora tiene más 'voluntad propia'. Se hace notar cuando quiere, se hace querer cuando se siente feliz y es capaz de mirar y no solo ver. En definitiva, creo que en estas dos semanas ha empezado a interactuar con los que le rodeamos.

Esta mañana le he hecho un recorrido por la casa, explicándole como se llama cada cosa. No espero que entienda lo que le digo ni mucho menos, pero si que se vaya familiarizado con el entorno y recibiendo nuevos estímulos. "Este maniquí es de mamá. Esta es la guitarra de papá. Esta es la tele, pero estos son los libros, que son mucho más divertidos..." La verdad es que en la tele y los libros no se paró mucho, pero en la guitarra y en las letras de su habitación si que noté que se interesaba más. La primera, supongo que porque sonaba. Las segundas, evidentemente por el colorido.

No falla: cuando uno quiere que el tiempo vaya despacito para poder 'saborearlo' es cuando vuela de verdad.

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La Prueba del Talón

07 octubre Jesús 5 comentarios

pinreles copia Esta prueba se realiza la primera semana de vida del bebé (no antes de las 48 horas de la primera ingesta de proteínas y nunca después de 1 semana). Consiste en unas muestras de orina y sangre recogidas sobre un papel. La muestra de sangre se obtiene de un pinchazo en el talón (de ahí que se conozca como "la prueba del talón".

El análisis de estas muestras permite indicar si existen ciertas enfermedades metabólicas que, si son tratadas a tiempo no dejan secuelas.

El lunes pasado, en la visita al pediatra, le tomaron esta muestra a Alonso que tuvimos que enviar por correo a un "Laboratorio de Detección Precoz de Enfermedades Metabólicas" del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela.

Estas pruebas, según nos comentó el pediatra, son complejas de realizar, por lo que se tiene que enviar laboratorios muy específicos. Afortunadamente, la Seguridad Social cubre este gasto en España, pues según nos han comentado son realmente caras.

Ayer nos llegó por correo el resultado. El hecho de ver la carta en el buzón me tranquilizó bastante, pues nos dijeron que ante cualquier anomalía se pondrían en contacto con nosotros por teléfono.

El resultado de las pruebas era claro:

"NON REVELAN NADA ANORMAL"

En la foto: los pies de Alonso

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Mi amigo Pocoyo

04 octubre Jesús 6 comentarios

Parece mentira lo rápido que Alonso está aprendiendo a interactuar con todo lo que le rodea.

El segundo día ya era capaz de encontrar el chupete en la cuna del hospital y, con más o menos dificultad acercarlo a la boca o, en su defecto, acercar la boca al chupete. Ahora ya le echa la mano y, a veces, hasta lo coge por la arandela.

Aún no había cumplido la semana y ya fijaba la vista en los juguetes y sonajeros que hacían ruido. El que más le gusta es el de 'la abejita mutante' que se puede ver en la foto que publiqué ayer.

Pero una de la primeras cosas que reconoció fue la música que emite el muñeco de Pocoyo cuando se le pulsa la barriga. Poco después de nacer nos dimos cuenta de que se quedaba especialmente quieto cuando sonaba esa música. Y es que durante todo los últimos meses Sandra se ha puesto el muñeco junto a la barriga para que Alonso se familiarizase con él, y yo lo 'martirizaba' tocando la misma melodía con la guitarra cuando Sandra estaba presente.

Ahora, Alonso y Pocoyo son 'amigos'. A Alonso le gusta mucho estar con este muñeco y ayer nos sorprendió con un gesto de cariño espontáneo: lo miró y lo abrazó antes justo de quedarse dormido. Por suerte tenía una cámara de fotos cerca y conseguí sacar esta foto.

miamigoPocoyo

La foto no es de muy buena calidad, por lo que me he permitido tratarla con Photoshop intentando enfocarla un poco más entre otras cosas.

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Recuperando peso

04 octubre Jesús 2 comentarios

A falta del visto bueno del pediatra, me atrevo a decir que hemos superado el miedo al "bajo peso"que empezó el lunes, cuando el pediatra nos advirtió cuanto había adelgazado Alonso desde que nació, y nos había pedido que vigilásemos el peso hasta la próxima visita y si este no aumentaba que pidiesemos consulta urgente.

Ahora, con la perspectiva más amplia que siempre da el paso del tiempo y la tranquilidad de sentirlo superado, recuerdo con humor que el pediatra nos repitió mil veces que le diésemos de comer. "Pues nada. Darle de comer que es lo que necesita ¿eh?. Pero... darle de comer. Que lo que le pasa es que ha perdido mucho peso, así que lo que necesita es que se le de de comer bien. El niño esta bien, pero... a ver... necesita comer bien".

¡Que vergüenza!. Seguro que pensó: "Estos son padres primerizos y a lo mejor no saben que los niños comen y lo están regando como a las plantas. Creo que he llegado a tiempo, que parece que todavía no lo han podado."

Bueno, el caso es que ayer por la mañana Sandra se fue a pasear hasta la farmacia del barrio con Alonso. En realidad iba a aprovechar el sol de la mañana y a controlar el peso de Alonso, pero al final también compró una botella de alcohol de 70º porque le daba reparo ir a la farmacia a que pesasen al niño y no llevarse nada. "Además... el alcohol de 70º nunca está demás" me explicó más tarde. (Cierto. Yo nunca salgo a la calle sin él... por si lo necesito).

El dato: Alonso pesa ya 3150 gramos. Es decir, 70 gramos más que cuando nació. Aunque, para ser rigurosos, habría que descontar el peso del body, el pantalón y el pañal, que (suponiendo que este ultimo estuviese vacío en el momento de la pesada) seguramente sumarían los 70 gramos de diferencia con el peso de cuando nació.

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Foto actual de Alonso

02 octubre Jesús 7 comentarios

Me acabo de dar cuenta de que, ayer, publiqué un post por el 'cumplesemana' de Alonso. Pero la foto que ilustraba el post era del día 28.

Esta foto es de esta misma mañana, en su cuna.

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Comer por la boca: el reto del lactante

02 octubre Jesús 4 comentarios

Almirón-1 Nunca había pensado lo difícil que puede resultar pasar de comer por el ombligo a comer por la boca.

Sandra tiene la intención de darle el pecho a Alonso. En parte debido a la multitud de beneficios que se le atribuyen a este tipo de lactancia sobre los que hay infinidad de información.

No hay, sin embargo, mucha información a cerca de los problemas reales y situaciones traumáticas que puede causar adoptar este tipo de lactancia. Hace falta mirar la letra pequeña de algunos libros y rebuscar en Google para encontrar historias de gente a la que le ha costado mucho o no ha podido dar el pecho cuando ha querido.

Cuando le dieron el alta en el hospital el pedíatra le explicó a Sandra que todas las mujeres estaban capacitadas para dar el pecho. Lo excepcional es la que no lo está y cuando esto ocurre rara vez es un problema físico sino más bien un problema de paciencia, de constancia o de preferencia de la madre.

Aquello sonó bien a pesar de que durante los tres días de ingreso en el hospital fue imposible darle algo más de unas gotas de calostro a Alonso. Por tres veces le dieron un complemento de leche artificial para mantenerlo mInimamente alimentado.

El sábado y el domingo, ya en casa la cosa fue a peor. Alonso le estaba cogiendo una manía insoportable al pecho. Se pasaba muchísimo tiempo delante de un pezón del que, por más que lo intentaba no sacaba el suficiente alimento para saciar su hambre. Esto le estresaba y le alteraba mucho. Además, los intentos por succionar se reducían a un par de pruebas y dormir o protestar.

La noche del domingo al lunes fue la peor. El 'concierto' comenzó a eso de las once de la noche y no paró hasta las 7 de la mañana del lunes. Supongo que se cayó de puro cansancio.

A primera hora de la mañana fuimos al ambulatorio a hablar con la matrona y con el pediatra y consultarles el problema y de paso que le hiciesen la prueba 'del talón' a Alonso. Como buenos padres primerizos íbamos con dudas: ¿Es realmente hambre? ¿Serán cólicos? ¿Le duele algo?

Era hambre... y debilidad.

Alonso nació con 3080 gramos y el lunes por la mañana pesaba tan solo 2790 gramos. A mi me quedó clarísimo: pecho sí, pero si no lo quiere la prioridad es comer.

Independientemente de que se le ofrezca el pecho antes de sus tomas, le estamos dando el biberón como complemento y, si no quiere comer del pecho Sandra se extrae la leche con un sacaleches y se la damos también en biberón.

Ahora Sandra ya no tiene el calostro (leche inicial) sino que se extrae la leche, pero aún no hay suficiente cantidad para suponer la base de su alimentación. Lo que realmente le está alimentando es la leche 'artificial'. Hemos comprado la marca Almirón (que es la que nos recomendaron en el hospital). La documentación que nos dieron ponía que cada toma ha de ser de entre 60 y 90 mililitros. Y, a pesar de que el bote de leche pone 60ml, le estamos dando 90 en cada toma. Ahora toca recuperar el peso perdido. Esa es la prioridad.

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Primera semana con Alonso

01 octubre Jesús 2 comentarios

Hoy a las 21:05 se cumplía la primera semana con Alonso.

Me parece mentira que ya pasasen siete días y me asusta que a partir de ahora todo pase igual de rápido.

1semana

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Parto (VI): El empujón final

01 octubre Jesús 15 comentarios

A las 20:45 se llevaron a Sandra a la sala de partos y a mi me hicieron esperar tras las puertas de cristal del pasillo al que dan todas las salas de partos (que al fin y al cabo son quirófanos).

Lo que pasó fuera de la sala de partos:

Me pidieron que me pusiese el 'uniforme' de "papá esperando a que le dejen entrar": Un gorro, una bata y unos patucos de la talla 55. Todos ellos en color verde quirófano y en un material parecido al papel cebolla.

"Por favor, espera aquí que en cuanto puedas pasar te avisamos"

En cuanto vi la camilla que llevaba a Sandra desaparecer por aquella puerta de metal con una ventana a modo de ojo de buey, sentí como el segundero del reloj desaceleraba. Los segundos ya no eran segundos. Por lo menos duraban un minuto cada uno. Nadie me avisaba.

De pronto mis pies empezaron a moverse y de forma compulsiva caminaba de un marco al otro de la puerta de cristal del pasillo.

"No se habrán olvidado de ti ¿no?" se burló una enfermera que pasaba por allí.

"Espero que no" respondí yo intentando seguirle la broma.

Pasado un tiempo pensé que tal vez hubiesen necesitado utilizar cualquier ayuda mecánica: fórceps, ventosa,.. y la idea no me gustó nada. Tal y como rezaba un cartel tras la puerta de la sala de preparto, los padres podrán estar presentes salvo en caso de estas intervenciones. Pero de cualquier forma era lógico. Si no podía empujar suficientemente tendrían que ayudar desde fuera.

No sé cuanto tiempo había pasado cuando una amiga de la familia que asistía al parto como auxiliar salió para tranquilizarme: "Tranquilo Jesús. Todo va de maravilla. Pronto te avisaremos para que pases".Ella nunca sabrá cuanto se agradecen esas palabras y que se acuerden de uno en un momento así.

Un par de minutos después, estaba yo intentando recibir información con mi 'superoido', cuando me pareció entender una frase que provenía de la sala donde estaba Sandra: "Avisa a ... (no entendí el nombre)..., que venga que tenemos una 'ventosa'". Ahora ya sabía por qué no me habían llamado todavía.

Vi llegar a la persona en cuestión (de la que no había entendido el nombre) con una caja en la mano. Entró en la sala de partos.

Ya no supe nada más hasta que unos minutos después (según el reloj), o años después (según mi reloj emocional), volvió a salir nuestra amiga y me dijo:

"Ya puedes..." Creo que la frase terminaba con "pasar", pero no lo oí, pues ya estaba dentro cuando la pronunció.

Lo que pasó dentro de la sala de partos:

La sala en la que metieron a Sandra era una sala con los últimos avances y recién estrenada.

Se trataba del primer quirófano del pasillo.

Con todo el personal en sus puestos (unas 7 personas entre médicos, matronas, auxiliares y enfermeras) comenzó la última fase del parto: la expulsión.

Al principio intentaron que el bebé saliese empujando, pero quedó patente que la anestesia y el agotamiento de las dos horas anteriores empujando, hicieron está posibilidad imposible.

Luego, nuestra cuñada (y por cierto madrina de Alonso) se subió a una altura (una especie de cajón en el suelo) para poder encaramarse en el esternón de Sandra y ayudar en la expulsión. Lo intentó con todas sus fuerzas hasta tal punto que dos días después Sandra todavía molestias en el esternón.

Finalmente alguien dijo que llamasen a otra persona porque "tenemos una ventosa".

Al final se utilizó la ventosa con la ayuda de una episectomía practicada.

"Un empujón más y sale" decía la madrina de Alonso.

"No, uno no. Quedan dos. Dos más y ya está aquí." respondió la ginecóloga que asistió el parto.

Entonces Sandra empujó una sola vez más y... al momento Alonso aparecía de entre sus piernas levantado por los brazos de la ginecóloga.

Al otro lado de la sala se abría la puerta y aparecía yo disfrazado de "cirujano del cadena 100". Lo primero que vi fue el culete de Alonso, que estaba sostenido en el aire por los brazos de la ginecóloga y unas piernas larguísimas. El cordón colgaba cortado solo por un extremo (el cercano a la madre.

Me acerqué a Sandra, a la que le habían puesto en brazos al bebé. Nos miramos y nos besamos los tres. Sin duda fue uno de esos momentos que recordaré toda mi vida por mucho que viva. Puede que algún día me olvide de como me llamo, pero no me olvidaré de ese momento.

En el momento en el que los dos mirabamos a Alonso, en nuestros brazos, el nos devolvío la mirada. Todo el tiempo con los ojos abiertos y sin sacarnos la vista de encima.

Recordé entonces esas historias de padres a los que se les han llevado a su hijo y les dan el 'cambiazo' por otro. Comprendí que se trataba de una leyenda urbana. Cuando miras a tu hijo por primera vez memorizas su cara y la distinguirías entre cien millones de bebés.

Se llevaron a Alonso para hacer un reconocimiento, pero no a otra habitación, sino a 2 metros de la camilla. En la misma sala.

Desde donde yo estaba podía verlo, pero Sandra me animó a que me fuese con él mientras a ella le daban unos puntos.

Allí estuve yo con un ojo en Alonso y un ojo en Sandra.

La primera impresión de Alonso fue que no se parecía a ninguno de los dos y a los dos al mismo tiempo. Es un niño mucho más guapo que lo que me pude imaginar.

Sus dedos de las manos eran larguísimos y sus uñas también.

Del tamaño de los pies (más propios de un hobit) deduje que se trataba de un niño con tendencia a crecer.

Y sus piernas y brazos... ¡estaban musculadas! Nunca había visto un bebé con los músculos tan marcados como estos. Mis padres siempre dijeron que eso también les sorprendio a ellos y a los médicos.

Poco después me pidieron que saliese al pasillo, y me prometieron que Sandra y Alonso irían en un minuto. Aproveché ese minuto para informar a los abuelos por teléfono. Y es que hasta el momento los habíamos tenido desinformados.... o eso creíamos)

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El parto (V): Empujar

01 octubre Jesús 0 comentarios

Con la oxitocina y la epidural en marcha la dilatación fue progresando rápidamente.

A eso de las 3 de la tarde la dilatación ya superaba los 6 centímetros, y a las 7 ya había dilatado unos 9 centímetros.

Fue entonces cuando le dieron nuevas indicaciones:

"Tu si notas una contracción empuja como te enseñaron en las clases preparto"

Tras dilatar lo suficiente la pasarían a la sala de partos, donde asistido por la matrona y otros profesionales se produciria el alumbramiento de Alonso.

El problema de utilizar tanta anestesia es que los esfuerzos por empujar no tienen un efecto proporcional en el empujón que producen. Es por eso que nuestra cuñada le aconsejó que no se suministrase más epidural. Llegado el momento tendría que empujar, y si no puede hacerlo por sus medios tendrán que recurrir a la ayuda de instrumental (forceps, ventosa,...)

Eso provocó un aumento en la intensidad del dolor que producían las contracciones.

Así nos pasamos las siguientes horas. Ella empujando y yo respirando. Se supone que yo respiraba para que ella me acompañase, y a veces lo hacía, pero casi siempre era yo el único que respiraba. Claro que, cualquiera le dice nada en ese momento. Su cara amenazaba con uno de los peores bufidos imaginables al primero que le diga 'esta boca es mía'.

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El parto (IV): La epidural

01 octubre Jesús 0 comentarios

Alrededor de la 1 de la tarde se llevaron a Sandra para suministrarle la anestesia epidural.

Tardaron un cuarto de hora más o menos, y he de reconocer que se me hizo largo. En ese tiempo, yo solo en la sala de preparto, me dio tiempo a pensar, imaginar, elucubrar y "comerme el coco" en general. "La epidural... ¡esto ya está ahí!... Ahora... ¡Está 'chupao'!" Me decía.

Cuando trajeron a Sandra en la camilla la epidural ya había empezado a hacer efecto. Las contracciones habían dejado de ser dolorosas casi por completo. (En unos minutos sería indoloras totalmente). Y en la cara de Sandra se volvía a dibujar de nuevo una sonrisa de oreja a oreja. Su umbral del dolor había dejado de ser un problema.

Intentaré describir el funcionamiento de la epidural, o al menos, lo que yo observé. Dependiendo de la constitución y el estudio previo hecho por el anestesista, se determina algo así como la 'dosis máxima suministrable' de anestesia. La anestesia se encuentra en un tubo que contiene un 'globo' lleno del líquido en cuestión. Este globo suelta el líquido a el tubo que llega a la vena. Pero en el camino hacia la vena hay otra pieza. Es como una cápsula con una pequeña bolsa de silicona que se llena de anestesia. Es lo que podríamos llamar 'una dosis'. Al apretar un botón de la cápsula, la dosis de la bolsa de silicona se vacía y llega hasta la vía de la espalda.

Así, cuando Sandra notaba que el efecto de la anestesia empezaba a desaparecer, pulsaba y... 'Voilà!' el dolor desaparece.

Al principio le daba un poco de reparo pulsar el botón, pero su sensibilidad a el dolor y el miedo a sufrirlo, pronto hicieron que el pudor inicial se transformara en puro vicio anestésico. En algun momento pensé que se iba a 'enganchar'.

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El parto (III): Oxitocina intravenosa

01 octubre Jesús 0 comentarios

En ese momento la dilatación del cuello del útero de Sandra a penas sobrepasaba los 3 centímetros de los 10 necesarios para que quepa la cabeza de un niño.

Lo primero que hicieron fue implantarle una vía en el brazo derecho por la cual le suministraron el antibiotico necesario teniendo en cuenta que la prueba del Estreptococo del Grupo B había dado positiva en el caso de Sandra. Si pasadas 4 horas Alonso no había nacido, habría que repetir el antibiotico, pues pierde su efecto.

Lo siguiente que hicieron fue suministrarle oxitocina por la vía implantada.

La oxitocina es una proteína que segrega el cuerpo, pero también se sintetiza en laboratorios para utilizar en medicina. Es la responsable de las contracciones del útero en el proceso del parto y suministrada por via intravenosa acelera el proceso. Pero hay otra cualidad de la Oxitocina no tan conocida: ayuda a que no se 'almacene' en la memoria el recuerdo del dolor. Esto me llamó muchísimo la atención desde que me enteré. Me parece una demostración de que, como se suele decir, "la naturaleza es sabia".

Por lo tanto, todos esos comentarios de "dele más que..." o "parir no duele ni siquiera como..." no están basados en recuerdos reales. Simplemente se genera 'a posteriori' un recuerdo de un dolor, que la madre recuerda que tuvo, pero del que realmente no recuerda su intensidad. Esto me hace suponer que, las madres más 'sufridas' y que dicen que 'no les costo mucho' tal vez hayan sufrido más de lo que dicen. Poco después del parto, Sandra me ha confirmado que recordaba las contracciones anteriores a la epidural y sabía que habían dolido, pero no podía asegurar cuanto.

A partir de empezar a recibir la oxitocina intravenosa, las contracciones empezaron a ser más frecuentes y sobre todo más dolorosas.

El umbral del dolor es algo muy curioso y personal. Cada cual tiene una resistencia al dolor muy diferente a los demás. El umbral del dolor de Sandra es... bueno yo diría que 'tiende a cero'.

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El parto (II): Empieza el parto

01 octubre Jesús 0 comentarios

Según los datos del monitor a la media hora de haber ingresado, nos dijeron que Sandra aún no estaba de parto, pues las contracciones no eran todo lo fuertes que deberían ni todo lo seguidas que cabía esperar. Lo cierto es que fue una desilusión para ambos. De pronto nos vimos recogiendo las cosas y volviendo a casa como el sábado, cuando tuvimos un amago de ingreso por la tensión alta.

Nos estaba diciendo esto el ginecólogo mientras que la enfermera que le acompañaba le medía la tensión a Sandra: "15/9" dijo leyendo el resultado de la lectura.

"Tal vez no esté de parto, pero se podría quedar ingresada como un 'quince barra' ¿no?" señalo la enfermera.

"Vamos a hacer una cosa. Dentro de un rato te volvemos a medir la tensión y te hacemos otra exploración. A ver como vas entonces."

Una hora y media después (más o menos), Sandra fue al final del pasillo, a una sala en la cual le realizaron la exploración. Quince minutos más tarde volvía con una sonrisa con la que casi se mordía las orejas. Fue uno de los tres momentos en los que pude ver esa expresión en su cara durante el día.

"Ha dicho que ya estoy de parto" nos dijo a mi y a mi cuñada con la cara iluminada de felicidad. En ese momento la cara le cambió de golpe y porrazo. La felicidad dio paso a la sorpresa y, tal vez, el miedo a lo inmediato del parto:

"Estoy rompiendo aguas" dijo mientras el suelo a sus pies se empapaba de un líquido casi transparente por completo.

Mientras le cogía del brazo y le acompañaba a la camilla apunte "es transparente ¿sabes? Todo está bien."

Después de tanto tiempo informandonos, ambos sabíamos que con las contracciones el bebé se ve comprimido y a veces incluso sufre leves pérdidas del suministro de oxígeno. Este sufrimiento fetal suele provocar que el bebé defeque antes de nacer y el meconio (las primeras heces del bebé) entre en su sistema respiratorio y digestivo, pudiendo causar grabes trastornos e infecciones si no nace rápidamente.

A Sandra, sin embargo le preocupaba que el parto ya no iba a ser un 'parto húmedo', que en teoría son los más fáciles. Cuando se rompe la bolsa en el momento de la expulsión, el líquido amniótico hace las veces de lubricante y facilita mucho el proceso.

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El parto (I): Llegada al hospital.

01 octubre Jesús 0 comentarios

La verdad es que me ha resultado imposible sentarme antes a redactar este mensaje. Los días que pasamos en el hospital tan solo venía para pasear al perro, asearme y, de paso, echar un vistazo al blog. Os quiero agradecer el seguimiento que ha tenido estos días, los mensajes que he recibido de todos, tanto en el blog como en el correo electrónico.

Han pasado muchas cosas desde el miércoles por la mañana. La mayoría de ellas cosas estupendas y experiencias inolvidables, pero empezaré resumiendo como fue el día 24 desde el post de por la mañana hasta las 21:05.

Creo que eran las 8 de la mañana cuando ingresábamos por urgencias. Eso sí, previa consulta a nuestra cuñada, que es ginecóloga en la seguridad social. Esta vez no queríamos que se repitiese el 'ingreso en falso' del pasado sábado.

Cuando llegamos nos dieron un sobre con una documentación a rellenar y nos mandaron a la planta donde están las salas de preparto, los quirófanos y las salas de parto. Nosotros le informamos a la mujer de la entrada del resultado positivo de la prueba del Estreptococo Grupo B, pero ella nos dijo que eso ya constaba en su historial.

Al llegar a la segunda planta me encontré con una auxiliar que conocía. Es una amiga de la familia desde que yo era pequeño.

Al llegar a la planta en cuestión nos acompañaron a una habitación de preparto.

Una habitación preparto es una estancia espaciosa donde las futuras madres pasan los últimos minutos, horas... antes de la 'fase expulsiva del alumbramiento'. En ella hay una cama, un par de butacas (para el papá), un armario (o más bien una taquilla), una mesa llena de gasas y demás utensilios médicos y un 'monitor' (como el de la foto) a través del cual se realiza la monitorización de los latidos del corazón y las contracciones del útero. Como ya visteis en otras monitorizaciones, estos datos se representan en forma de gráfica en dos curvas y permiten saber si el bebé está respondiendo bien a las contracciones o si por el contrario existe sufrimiento fetal. Sobre estas gráficas se van apuntando datos de interés como, por ejemplo, las tomas de la tensión realizadas, medicamentos administrados, o simplemente cuando la madre se incorpora, se sienta o se acuesta.

Estas son algunas de las fotos que tomé para el blog en esa sala.

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Este es el monitor que usaron.

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Una foto de la habitación (con Sandra tumbada en la camilla)

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Otro punto de vista de la sala

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Las vistas: inmejorables

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